Imagen de perfilSALTO AL VACÍO

Juan Manuel Chica Cruz 

Tras recoger el acta de defunción de su hija atropellada por un coche azul mediterráneo con un conductor borracho dado a la fuga, aquel padre y abogado juró en privado ante su cadáver defenderla hasta la muerte. Abogado al que hubo que relevar cuando la policía fue a su garaje a comprobar el color de su vehículo y le notificaron su detención. Durante el juicio juró y perjuró que no fue consciente de atropellar a nadie y menos a su hija aunque su precisión al volante fuese como la de una mirilla de escopeta de feria. El símil sonó como si acabara de estallar una bomba en el juzgado y entendió que si aún le quedaba algo de dignidad tendría que lanzarse tras ella. La sala de vistas, afortunadamente, estaba en la tercera planta y una de las ventanas abierta sugiriéndole como cumplir con la palabra dada a su hija.

 

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