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Mikel Aboitiz 

Desmayarse, imponerse, estar alerta. Acudir notando el escalofriante contacto de la toga. Ser valiente en el alegato, interrogar al acusado. Apoyarse en los peritos. Disfrutar del trabajo bien hecho sin confundirlo con la bolsa. Sustentar tesis arrullado por la loción balsámica de la lectura de pruebas documentales. Entrelazar los dedos y escuchar los alegatos. Reaccionar, refutar, rabiar. Ser un rey apuntalando la propia posición. Sentir hundirse el suelo bajo los pies de la contraparte. Ver entreabrirse los infiernos. Volar alto, apelar a la justicia. Albergar un mundo en el pecho. Notar el corazón ahogándose encabritado, pidiendo oír las tres palabras postreras: «Visto para sentencia».
Esto es una primera vista oral, quien lo probó, lo sabe.

 

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