MADRE CORAJE
PAOLA GAZZO MARTÍNCuarta abogada designada, piensas –ardua tarea-. Le doy cita, y le explico que verá mi nombre en el panel junto a la entrada. Sin recursos y con desanimo, llega al despacho. Tiene arrugas marcadas, y una mirada afligida. Comienza a contar el calvario que hace años comenzó y que ha llevado a su hijo a prisión. Habla de términos tales como acusar, sobreseimiento… y doy por supuesto, que me supera en cuanto a conocimientos penitenciarios se refiere. De vez en cuando esboza una sonrisa relatando los avances de su hijo bajo rejas. Tras atenderla, me percato que mi designación emana de una madre sin descanso. Después de tres sentencias confirmando la primera, ella cree en su inocencia. Llama a diario. Hoy por mi treinta aniversario ejerciendo, como gesto de compasión, la escucho ocultándole la crudeza de los años que restan para el regreso de su primogénito a casa.