ESE DURO CORAZÓN
Juan de la Fuente Gutiérrez Todavía me regodeaba, fajo de billetes en mano, ojeando el expediente, minutos después de que el cliente hubiera abandonado el despacho. Un nuevo éxito profesional, otro sobreseimiento firme. Ya nadie le podría acusar de todas las muertes bajo ese enorme panel de construcción defectuoso. Había ocurrido en Vigo, de donde yo justamente había huido años atrás, abandonando a esposa e hijo, de quienes nunca más quise saber nada. Ahora, penalista en Bilbao, tenía una nueva vida y mantenía secreta la pasada, aparentemente olvidada. Sin embargo, no sé por qué, en ese preciso instante recordé que ese día habría sido mi décimo aniversario de boda y durante una milésima de segundo me interesé por ellos. Enseguida se disipó ese pensamiento al mismo tiempo que cerraba la carpeta a la altura de la larga relación de víctimas mortales, nunca de mi interés, pero donde habría encontrado todas las respuestas.
+18
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Hay cosas que es mejor no saberlas.
Efectivamente, sobre todo si has defendido a quien contribuyó a la muerte de tu ex esposa y tu hijo. Saludos.
Andan por ahí muchos que no es que tengan el corazón de piedra, es que directamente no tienen corazón, y huir del pasado no es más que un ejercicio de optimismo. Un relato brillante, con un final inesperado, aunque merecido. Enhorabuena, mi voto y un saludo.
Muchas gracias Nicolás. Su frialdad e indiferencia no solo la aplicó en su matrimonio sino que luego continuó en su vida. Saludos.
Al menos quedaba en tu protagonista un miligramo de sentimiento por aquella milésima de segundo que se acordó. Frialdad: nivel Dios. Enhorabuena, Juan. Muy buen relato y muy bien contado. Un saludo.
Muchas gracias Francisco Javier. Saludos.
Individuos fríos y calculadores que no va con la profesión, sino con la persona. Relato brillante. Mi voto y mi saludo
Muchas gracias por tus palabras Anselmo. La clave, en efecto, es la frialdad en general de la persona. De otra manera no se explica que nunca mirara el listado de fallecidos, aunque fuera por curiosidad. Saludos.