CARMEN
Ruth González PoncelaMi amiga Carmen siempre quiso ser abogada. Por eso a nadie le resultaba inquietante que desde niña acudiera a los bailes de disfraces con una toga y un birrete que le había cosido su madre.
Sin embargo, la vida la llevó por otros derroteros y tardó bastantes años en cumplir su sueño. Pasados los cuarenta, rebosante de ilusiones, inició su andadura como letrada del turno de oficio. Su leitmotiv, empatizar con sus defendidos y pelear por sus derechos contra viento y marea. En cierta ocasión, tras realizar una visita en un centro penitenciario, me dijo con tristeza que aquel chico era buena gente pero delinquir era para él simple cuestión de supervivencia.
En el décimo aniversario del ejercicio profesional y tras cotejar las vicisitudes de todo y de todos, incluidas las suyas propias, cerró el despacho, vendió su casa y se fue a navegar. Posiblemente termine escribiendo sus memorias.
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Eso es lo que tenía que haber hecho yo, irme a navegar por allende los mares.
Votado queda.
A más de uno enviaría yo a navegar por allende los mares, sin billete de vuelta. Muchas gracias por tu voto. Un abrazo desde Boston.
Buena semblanza personal y relato de crecimiento. Excelente bildungsroman.
Gracias por tu voto y comentarte que ciertamente está basado un hecho verídico. La palabra en alemán me encantó, también después de buscar su significado. Un saludo.