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DELFINA ALEJANDRA DOMINGUEZ DEL RIÍO SANCHEZ · LAS PALMAS 

Llega al juzgado sentado en silla de ruedas para asistir a la vista oral por reclamación de accidente laboral. Cuando estaba a punto de finalizar la reforma del inmueble, un inoportuno martillo cayó en sus rodillas.
La abogada que lo asiste, muy implicada en el tema pues le ha afectado de manera especial, en su alegato final determina que la barbarie con que fue tratado agravó la situación. Un accidente que pudo quedar en unas lesiones transitorias lo han dejado en silla de ruedas.
La cara de pena del demandante partía el alma a cualquiera: hasta el Letrado de la Administración se ofreció a desplazarlo fuera de la sala cuando la vista terminó.
El asunto estaba claro, ni las cláusulas más exigentes iban a influir negativamente en el fallo.
Cuando la abogada se va a despedir, lo ve a lo lejos saliendo del juzgado caminando, no; corriendo.

 

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