OKUPAS
Almudena Horcajo SanzMi vieja casa me pedía a gritos una reforma y no se la pude negar.
Cometí el error de no firmar un contrato con cláusulas claras, me fie de un anuncio de internet en el que todo parecía fácil y rápido. Unos operarios se instalaron en mi vivienda hace nueve meses y aún no han comenzado las obras, siempre alegan que no llegan los materiales por problemas de distribución. Yo ya no me creo nada. He puesto el asunto en manos de un abogado porque no quiero cometer una barbarie.
No sé cuándo va a finalizar esta pesadilla. Afortunadamente, la gente me ayuda. Doy las gracias a todos, en especial a mi amigo Jacinto, aunque él no lo sabe, he aprovechado su viaje al extranjero para trasladarme a su piso. ¡Menuda sorpresa se va a llevar cuando regrese! No le va a hacer ninguna gracia tener que cambiar de domicilio.
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No sé si reírme o llorar: tal y como lo cuentas, tiene gracia, pero ni te imaginas cómo me alegra no llamarme Jacinta.
Una historia de okupas fresca y originalmente contada.
Saludos, Almudena, y mucha suerte.
Muchas gracias, Margarita. Desde luego, la situación no tiene ni pizca de gracia, sólo nos queda el humor para no caer en el dramatismo.
Mucha suerte para ti también. Un abrazo.
Ay, Almudena, por desgracia has contado la historia de toda reforma: un infierno sin fecha límite. Te dejo mi voto para tu prota y su amigo Jacinto. Un beso.
Muchas gracias, Eva. Todos los que hacen una reforma en casa se prometen no volver a hacer otra en el resto de su vida. Toda nuestra solidaridad para los que estén ahora con obras en casa. Pobrecitos!
Un beso.
Almudena, hace un mes me reformaron un cuarto de baño y yo creí que estaban haciendo una boca de metro, no te digo más. Lo de okupar como legítima defensa es lo justo. Muy bien escrito, muy divertido y muy humano. Mi voto, mi enhorabuena y un abrazo.
Mil gracias, Nicolás. Siempre me alegra mucho recibir tus comentarios y poder saludarte. Eres muy amable, me animas mucho a seguir escribiendo. Lo de la legítima defensa es muy ingenioso, ja, ja.
Espero qué disfrutes tu nuevo cuarto de baño, te lo has ganado!
Te mando un abrazo enorme.
¡Je! Y parecía que el micro iba de una pesadilla, y ese giro final… que a Jacinto, en efecto, no le va a sentar muy bien, pero le pone una guinda fabulosa al relato.
Enhorabuena Almudena y un abrazo.
Muchas gracias, Ana María. Pues sí, nada es lo que parece… no hay que fiarse de algunos amigos, je, je.
Mucha suerte con tu micro y un gran abrazo.