Imagen de perfilLa señora de los ojos vendados

Santiago Ezequiel Dragani Zarracan 

La señora de los ojos vendados entró al consultorio a paso firme y sin acompañante, depositando sobre el escritorio un bolso de visible peso, que emitió un irritante sonido metálico.
Al retirar la venda, el oftalmólogo notó la presencia de un extraño tejido que unía los párpados a los pómulos.
– ¿De verdad ha tenido los ojos vendados toda su vida? Esto representa un grave riesgo para su visión- Advirtió.
Realizó una incisión, intentando preservar un vestigio de pestaña.
Los ojos se abrieron y comenzaron a girar en todas direcciones.
– Nistagmus disociado- dictaminó el médico.
Luego de algunas pruebas, el profesional explicó que era tarde. Presentaba un severo caso de ambliopía, la función visual no se había desarrollado y la ceguera era definitiva.
La señora sintió, por primera vez, como brotaban lágrimas de sus ojos y salió corriendo.
Olvidó su bolso. En él había una espada y una balanza.

 

+7

 

Queremos saber tu opinión

4 comentarios