Imagen de perfilEl pueblo contra Hannibal Lecter

Juan Herranz Pérez del Arpa 

A un paso del estrado, el abogado defensor de Don Hannibal consideró profundamente el riesgo de continuar con sus pruebas y el consecuente alegato. Y es que el juez lo reclamaba urgentemente con visible enfado.
El asunto había enconado a los asistentes en la sala y para preservar la seguridad general el juez lo citaba frente a él. A micrófono cerrado le expuso severamente que había llegado demasiado lejos. Y sí, a tenor de lo ocurrido en la prueba que consideraba esencial, la vista había quedado un tanto escabrosa.
Pero es que su cliente insistía tanto en su inocencia… Solo que ahora el tejido epitelial del fiscal estaba ahí, en el suelo. Todo para demostrar que la mordida de su cliente no podía ser la causa de la muerte de la víctima.

 

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