Imagen de perfil¡Protesto!

Rick Harper 

67 años de edad. Salud de hierro. Gran corazón. Acusado de asesinato por tratar de proteger a una vecina del bloque donde reside. Un hombre encapuchado cruzó el acceso principal del edificio, acorralando a la mujer contra la pared. Gregorio, especialista en vigilar cuanto le rodea desde que se jubiló hace dos años, solo asestó un golpe al maleante a fin de atemorizarlo. Desgraciadamente, tuvo la mala fortuna de destrozar el parietal del agresor con el trozo de metal que utilizó para tal fin. Ahora la vida de este hombre se encuentra en mis trémulas manos de abogado primerizo. Cada vez que desvío la mirada y contemplo la postura de crío asustado que ha adoptado Gregorio, todo huesos y arrugas, se me hace un nudo el corazón. No me queda más remedio que arrojar un poco de luz a este mundo de plástico donde nada se perdona.
—¡Protesto, Señoría!

 

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3 comentarios

  • Terminar con una vida, aunque sea de forma involuntaria y por proteger otra, es suficiente castigo para este pobre anciano, que seguro que a causa de ello verá mermados sus ya de por sí limitados días. Toda una prueba de fuego para este abogado primerizo, que seguro que hará bien su trabajo, el entusiasmo que demuestra con las exclamaciones del título y de la última frase lo demuestra.
    Un relato lleno de intensidad y de espíritu de superación.
    Un saludo