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Marcos González Rusell · Pontevedra 

La salud del planeta Terra, pese a su corta edad y la de sus habitantes, era cada vez peor. El aire era irrespirable , ni con mascarilla se podía salir a la calle. Estaban todos confinados. No quedaba nada de la alegría y derroche de la que se jactaban antaño los humanoides.
Los más pesimistas auguraban un desalojo inminente hacia otros planetas , pero nadie los quería acoger ni darle acceso a su bien más preciado. Si no supieron proteger su cuna, que no harían con la ajena.
Los tendrían que vigilar todo el tiempo y eso era un engorro.
Por eso se celebró un gran juicio interplanetario, presidido por los mejores abogados. Se dictaminó prisión preventiva en un planeta modelo para iniciar el aprendizaje. Empezarían por cosas básicas. Los papeles no se tiran al suelo.

 

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