El espíritu de la ley
Maria Navedo SaurinaTras meses de trabajo conjunto, sanitarios y juristas lograron concentrar en una norma los principios fundamentales. Cuando argumento una demanda por negligencia apelo a ella, y tras exponer los hechos y las pruebas, finalizo mi alegato con el textual de su Exposición de Motivos «…se crea un sistema de salud universal para proteger a toda la población de forma global y en especial a los colectivos más vulnerables, como la infancia y las personas de edad avanzada, procurando el acceso equitativo e igualitario de la comunidad a todos los recursos y servicios, implementando sistemas eficientes que permitan atender y vigilar la evolución de los pacientes». Yo confío en el buen funcionamiento del sistema y ello me ayuda a convencer al jurado cuando, mirándoles a los ojos, insisto en que cumplir fielmente la voluntad del legislador, reflejada en estas palabras, es la mejor manera de reparar el daño causado.
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Algunos analistas sostienen que en este país no estamos faltos de leyes, aunque aún queden carencias y muchas vigentes puedan ser mejoradas. El problema es más bien su aplicación. En lo peor de la pandemia los aplausos al personal sanitario, el clamor general para que se les dotase de más potencial humano y medios, no parece haberse puesto demasiado en práctica, de ahí sus protestas generalizadas de estos días. Sin ánimo de hacer política (Dios me libre) ni de criticar, quizá sea un ejemplo acorde con el espíritu de tu relato. Los legisladores, como personas que son, pueden cometer errores, como también la realidad es susceptible de cambios, pero no hay que dudar de que el conocimiento y el sentido común guían su mano, de ahí que tu abogado hace bien en apelar a ese espíritu de la ley cuando no se ha cumplido en perjuicio de los más débiles, algo explicado de forma impecable.
Un relato que incide en las distorsiones entre las normas de obligado cumplimiento y su aplicación.
Un saludo, María
Comparto completamente tus impresiones. Demasiadas normas y a veces excesivamente complejas. El sentido común que mencionas debería presidirlo todo, igual que el trabajo en común, para poder reflejar las inquietudes de todos y amparar los derechos de quien se pretende proteger. En esos preámbulos las normas contienen una declaración de intenciones que es el fin al que debemos aspirar. Gracias por tu comentario. Saludos Angel.
No puedo, por menos, que estar de acuerdo en la reivindicación de un sistema absolutamente necesario al que deberíamos dotar de todos los medios. Buen relato. Enhorabuena y mi voto
Qué difícil es lograr el equilibrio. En estos casos, parece casi una pirueta. Muchas gracias por tu apoyo y tu comentario.