Presente de futuro
Alicia De La Puente CobachoEn la última fase me costaba respirar. Desde que se rechazó el derecho a un clima estable, las cosas se nos complicaron a los asmáticos. La polución nos comía y el cambio climático no podía haber llegado más lejos.
La justicia contribuía al apocalipsis, me había dado cuenta cuando me puse la toga para defenderme a mí mismo. Aquello de un mundo sostenible sonaba a chino. El derecho a contaminar era tal que si un bar invadía tu propiedad privada con un residuo, sin tratarlo de ninguna forma, tenías que callarte y mirar hacia otro lado.
Poco a poco, el mundo se convirtió en un vertedero insalubre donde malvivir. Fuimos cayendo, como moscas, y no hubo espacio ni para enterrarnos.