CINCUENTONA
Ángel Montoro ValverdeNo hace tanto (o quizás sí), que renuncié a conciliar la vida familiar a fuerza de prescindir de ella y rompí barreras de género logrando iguales oportunidades para nosotras. Pero ahora tengo en contra las leyes de la transparencia y de la gravedad; y al enemigo en mis filas. Desde el aterrizaje en el departamento jurídico, con más presencia que jurisprudencia, de dos jovencísimas letradas recién masterizadas, adolezco de invisibilidad y mis consejos legales, dogmáticamente asumidos hasta ahora, son respondidos con un “perdona, ¿decías algo?”. Lo peor ha sido esta mañana, cuando el sensor de la puerta de entrada no ha advertido mi presencia. Y, mientras en la calle verifico la integridad de mi nariz, me pregunto si se trata de un fallo fotoeléctrico o de un despido objetivo por equivalencia matemática: cambiar a una abogada de cincuenta por dos compliances de veinticinco.
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Hola, Ángel.
Un texto serio que dice muchísimas cosas. Habla hasta de la invisibilidad, un tema bien traído a la propuesta mensual.
Grande, grande.
Un abrazo y suertísima.
Gracias por tus palabras de aliento.se agradecen mucho viniendo de una campeona.
Saludos.
Para que luego digan que «el tiempo pone a cada uno en su sitio». Ayyy, me voy a callar, que me toca muy de cerca e igual me hago demasiado visible.
Por cierto, ¿te he dicho ya que soy fan tuya? Pues eso.
Ja ja . Pues vas a tener suerte, porque, como eres la única fan, te nombro presidenta , secretaria tesorera y vocal. Un día de estos te mando el recibo de la cuota mensual. Gracias, gracias, gracias.
Has decidido despedirte por la puerta grande de esta edición del concurso, como bien dice Towanda un texto serio y con mucho mensaje. Me encanta, de verdad. Un abrazo y mucha suerte.
Una pena que se acabe la edición, porque he disfrutado leyendo relatos; algunos tan buenos como los tuyos. Gracias compañera.
Ángel, qué bien hilvanado el relato y qué bien refleja la realidad, por un lado, del dificil acceso de la mujer en general a la vida laboral y más aún llegada una edad… qué razón tienes con lo de la «invisibilidad».
Gran micro, abres una puerta a la reflexión en este último mes.
Enhorabuenaaaa!
Un abrazo y como siempre, mi voto!
Marta
Gracias Marta por tu apoyo constante durante toda la edición. La escritura nos hace visibles. Saludos.
Eso del «despido objetivo por equivalencia matemática» debe de ser más común de lo que parece. Y no solo afecta a las cincuentonas, también a los varones de idéntica edad.
Gracias, maestro, por hacernos reflexionar sobre estas injusticias que también se cometen en el mundo de la Justicia.
Suerte, y un abrazo, Ángel.
Cómo lo sabes, maestro. Realmente me salieron dos relatos, uno de cincuentón masculino donde el prota se dirigía a sí mismo en la ducha una mirada cenital … Con eso quiero decir que estoy de acuerdo con que el tiempo es una batalla perdida también con los varones. Gracias Manuel por tus palabras. Te hubiera contestado rapeando pero me planté en AC DC.
Menudo tema el de las cincuentonas!!!
Es la edad de la serena belleza de la madurez pese a la ley de la gravedad, el problema es que no todo el mundo es capaz de ver esa belleza profesional.
Mucha suerte Ángel.
Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial… Gracias María Dolores. Esperando leer tu micro.
Hola, Ángel.
O te las cambio por dos de veinte, si puede ser, que diría Luis Eduardo Aute. Las operaciones aritméticas suelen fallar cuando se pesan valores humanos. Un gran texto el tuyo. te voto.
Gracias Eduardo. Una de las dos de veinte de Aute, podría ser perfectamente la prota de mi relato. El tiempo es inexorable. Al final todos calvos. Gracias por tu consideración y por tu voto.
La miopía mental causada por un cóctel de libido y superficialidad provocan la invisibilidad ante el conocimiento y dedicación. Gran relato, Ángel. Te mando mi voto y un abrazo. Suerte.
Gracias por bajarte de tus tacones para darme tu voto.
Buenos días Ángel:
Me gusta eso de tratar las cosas serias con un toque de humor, Sí señor. Como bien señalas
a todos nos vence la ley de la gravedad. No somos nada, y en pijama la mitad.
Un saludo y suerte.
Pues ya sabes… no te pongas pijama, ja ja . Gracias mil.
¡Qué hondura en tu relato!
Una historia que dice mucho en pocas palabras, que nos hace pensar, que nos enfada, nos revuelve, nos espolea…
Enhorabuena y mucha suerte.
Gracias Eva. Lo de espolear me gusta. Agradezco tu comentario.
Un merecido voto para ti por este relato y esa capacidad de transmitir tanto en tan pocas palabras.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Gracias Ernestina.
Seré breve. ¡Precioso!
Gracias amigo.