EL ARTIFICIO FUNCIONA
Maite R. ValtierraEra un caso difícil. Sabía que el fallo dependería del testimonio de un testigo- la inadmisión de las demás pruebas nos había puesto en esa tesitura- y que ese testigo había sido sobornado por la contraparte para mentir. Inadvertidamente coloqué el “artificio” sobre mi escritorio en el estrado, a la vista de la sala, pero oculto para el tribunal. El testigo entró muy nervioso y no apartó la mirada del “artificio” ni un instante mientras le arrancaba su confesión. Previamente a testificar, mientras esperaba, una compañera había fingido un encuentro casual y distraídamente le había informado sobre la reciente instalación en los juzgados de máquinas que por medio de ultrasonidos y demás jerga pseudocientífica detectan cuando los declarantes mienten. Fuera del juzgado desenvolví la caja de bombones que había costumizado para el señuelo con papel de plata, luces y clavijas, y los chocolates nos supieron tan dulces como la victoria.
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Un microrrelato perfecto, sin más.
Gracias, Maite, por proporcionarnos a los picapleitos trucos como este. Suerte.