Imagen de perfilEEG A LO ZARIGÜEYA

FRANCISCO MANUEL AGUADO BLANCO 

Mi cliente, catedrático de la Facultad de Medicina, fue llamado a testificar en referencia al peritaje realizado por él sobre una caja fuerte sin cerradura alguna que emitía un ultrasonido al ser abierta por quien no fuese su dueño. Su fallo era claro: no producía ningún perjuicio sobre el posible ladrón. El letrado de la familia del difunto, presentó como prueba el cadáver y, sorpresivamente, no hubo inadmisión. Mi cliente se aproximó y reconoció al muchacho que se ocupaba de preparar los cadáveres para los alumnos en los sótanos de la Facultad, tipo capaz de cualquier cosa por complementar los escasos sueldos de sus siete empleos. Le aplicó con saña un certero puñetazo en la entrepierna, saliendo a escape el chavea. El docto catedrático se acercó al juez y con discurso docente dijo: “Experimento realizado en 1964 sobre una zarigüeya que se fingía muerta, dio un electroencefalograma de máxima alerta.”

 

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