Imagen de perfilVUELO DE POCA ALTURA

Alvaro Lopez Cabello 

Tuve demasiadas horas para repasar la defensa mientras esperaba que se retomase el vuelo de vuelta. Casi expira algún visado antes de que embarcásemos y por poco nos dejan con la solicitud en tierra. Cuando por fin despegamos, turbulencias.

Después de una cabezadita, abrí el portátil con formato 3:2, me puse los auriculares y entré en la sesión. Celebraba un juicio a doce mil metros de altura. Ni un espacio habilitado, y eso que la aerolínea era mi clienta. Un pasajero tenía el morro de pedir una indemnización cuando el día de salida había estado en un burdel sin echar cuentas del vuelo. Durante mis intervenciones pasó el carrito de comida poco interesante y se oía el ronquido del señor de atrás. Antes de salir cayeron las máscaras de oxígeno. Aterrizaje de emergencia. Grité que al demandante no le pagarían ni un centavo, pero juré que a mí sí.

 

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