MONÓLOGO
Ruth González Poncela«¿Soy yo? ¿Me recuerdas? Después de quince años dedicándome a servir a mis conciudadanos, primero como alcaldesa y después como diputada de asuntos sociales del Parlamento regional, he decidido volver a tu lado. La legislación ha sufrido un cambio brutal y estoy más verde que una lechuga pero te echaba de menos. Imagino lo que estás pensando al verme regresar… Te dejé colgada porque mi futuro en la política me resultaba más atractivo que tú. Dije adiós a los clientes exigentes, a las largas jornadas estudiando los casos y a los juicios agotadores. Me atrajo más la idea altruista de promover políticas de ayuda a los más desfavorecidos. ¡Y lo cumplí! No espero tus reproches, sólo que me comprendas.
Contra todo pronóstico, te hallo en perfecto estado de conservación. La funda especial donde te guardé te ha tratado bien, querida toga. ¡Todavía tenemos un largo camino por recorrer!»
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Buena idea, buen desarrollo y muy buen final.
Enhorabuena. Votado queda.
Gracias, Guillermo. La verdad es que este año no se me estaba dando nada bien y me acabo de estrenar. Salvo alguna pequeña errata apenas imperceptible, estoy feliz con el resultado.
Un saludo.
Hay muchas formas de servir a la sociedad. Es de admirar que tu protagonista, tras su trabajo público, no haya quedado hastiada y vuelva a sus orígenes, para hacer lo que mejor sabe. La toga parece solo un trozo de tela, pero es algo más, es un símbolo. Aunque se le hable y no pueda responder, en obligado monólogo, tiene mucho que aportar, pues resalta en quien se la pone esa actitud de ayudar a los demás.
Ojalá todos los políticos fueran como esta abogada.
Un saludo y suerte, Ruth
Gracias, Ángel.
Pues te diré que mi Monólogo está basado en lo que le sucedió a una amiga mía que terminó hastiada de la política al experimentar en carnes propias un mundo de intereses y traiciones. Al final no volvió a ejercer la abogacía porque estaba «verde como una lechuga» sino que se decantó por una excedencia de dos años para descansar de tantos disgustos. El final aún está por decidir…
Ciertamente si las togas hablaran, tendrían mucho que decir…
Los amores no duran para siempre y rectificar es de sabios, sobre todo si se hace a tiempo.
Te deseo mucha suerte en tu nuevo y largo camino.
Un saludo, Ruth
Verdaderamente nada es eterno!
Suerte para ti también que fichas casi todos los meses. Aunque creo que no te hace falta ya que tu destreza juntando palabras ha quedado demostrada con creces.
Un abrazo, Margarita!!