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ANGEL J. CLEMENTE RODILANA 

Mi futuro estaba complicado. Recién despedido con 44 años, edad en la que ni eres joven, ni lo suficientemente mayor, los nubarrones se cernían sobre mi familia. La conservación de nuestro alto tren de vida sería francamente complicado. Nunca fui persona a la que le gustara hacer un cambio, pero en ese momento, no era optativo, sino obligatorio.
Me acordé, sonreí al recodarlo, que hace muchos años acabe la carrera de Derecho y que ser abogado podría ser una lucrativa forma de ganarme la vida.
Tendría que realizar un master, prácticas, aprobar un examen de acceso. Pero también debería subrayar en mi agenda, en verde fosforito, a todos esos antiguos contactos que me debían un favor.
Que duro sería volver a promover mi trabajo después de toda una vida dedicado a sonreír, a cumplir ordenes, a no ir contra mis superiores…pero debía dejar de ser político. Me pase de listo.

 

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1 comentario

  • Los políticos, como representantes de los ciudadanos, deberían ser personas impolutas en su proceder e intenciones, con gran espíritu de servicio. Por desgracia, vemos que la realidad, muchas veces, es otra.
    Dicen que no hay mal que por bien no venga. Es probable que tu protagonista, aun con la dificultad que supone reiniciarse, halle un camino más acorde con mejorar la sociedad como abogado.
    Un relato sobre la capacidad de levantarse, un canto no tirar la toalla.
    Un saludo y suerte, tocayo