Imagen de perfilSalmonelosis

Sara Rodero Borrego 

Comenzó a trabajar en la cocina del popular bar. Era una mujer amable con la clientela y cocinaba la mar de bien. Llegó para sustituir al cocinero durante las vacaciones del mes de agosto. Era habitual que cada año éste se marchara a Benidorm. Estaba agotado del trabajo y se despidió advirtiendo a los trabajadores que no le liaran nada. Como cada mañana David acudió a desayunar, enarcó su ceja sorprendido por los nuevos y apetecibles pinchos optando por dejar de lado su dieta. 8 horas después, mi cliente estaba en el hospital ingresado por una salmonelosis. -Gestionar un negocio no es responsabilidad de mi clienta y no existen pruebas fehacientes de que ese pincho lo cocinara ella, aseguró el otro abogado.- Lo que no sabía es que mi cliente, impresionado por el pincho, le había pedido a la cocinera que le apuntara en un papel la receta

 

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