Imagen de perfilDentro de lo malo

Gabriel Pérez Martínez 

Ya son meses echando horas extras en este caso. Yo, que siempre he luchado por la conciliación, y no veo a mi hija…
La investigación que incriminaba a mi cliente tomó, ayer, un nuevo rumbo. De considerarlo el fiscal un asesino, pasó a ser inocente. Así lo llegó a postular en la última audiencia. Y era lógico: nuevas pruebas imputaban a otro, exonerando a mi defendido. Este quedó libre y no dudó en celebrar una fiesta a la que no podía faltar, aunque llevase quince horas sin ver a mi pequeña. Mi cliente me recibió eufórico por el alcohol. Riendo, me confeso que su plan había salido perfecto y un desgraciado pagaría el pato. Le dije que eso no era lícito e iba a contárselo a la policía; y ahora estoy aquí: encerrado en un ataúd. Pero lo peor es que llevo día y medio sin ver a mi hija.

 

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