Imagen de perfilEl conserje

Miguel Ángel Moreno Cañizares 

Un día más, el conserje me ha puesto a prueba. Suele abordarme por las mañanas, justo cuando salgo hacia el despacho, y adoptando un semblante de no haber roto un plato, me saluda. “Buenos días, señor Castro, qué tal le va”. A continuación, suelta la pregunta en la seguridad de que obtendrá respuesta. Creo que considera que tengo la responsabilidad de contestarle y tal vez sea cierto. Me plantea cuestiones de toda índole, tengan o no relación con el Derecho, mi profesión. Le da igual. Es evidente que desea fortalecer nuestra relación, como si tratara de involucrarme en su vida.
Hoy le he sugerido que tenía una reunión urgente y no podía atenderle. Sin embargo, persiguiéndome hasta el coche, me ha soltado a bote pronto qué me parece la diversidad. Por descontado, le he dicho que soy un firme defensor de ella. Su sonrisa me ha intrigado. A ver mañana.

 

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2 comentarios

  • Miguel Ángel, no sé si tenemos obligación de contestar a las preguntas que nos cuelan en cualquier circunstancia, pero el caso es que resulta muy complicado eludirlas. En cualquier caso, al conserje hay que responderle siempre, porque siempre te puede sacar de un apuro. Bromas aparte, tu relato es muy bueno, fiel reflejo de esta cotidiana estampa del abogado. Enhorabuena, mi voto y un saludo