El juicio inicial
ELENA BETHENCOURTAdán, amparándose en la solidaridad entre hombres, pidió apoyo a Dios para celebrar un juicio contra Eva, pues su comportamiento hacía peligrar el futuro de la humanidad.
—Eva ya no me quiere, se quitó la alianza.
—Será que ha engordado. Debéis intentar fortalecer vuestra relación.
—Ella no quiere cooperar. Se pasa el tiempo escribiendo “E y 8” en los árboles. Me va a dejar por otro, lo sé, o por ocho.
—Eva va a dejarte, pero por imbécil, ¿cómo te va a ser infiel si eres el único hombre adulto sobre la tierra?
—Te lo suplico. Caín no es hijo mío, créeme.
Dios cede. Pide una prueba de paternidad y efectivamente el ADN no coincide. Cita a todas las criaturas como testigos. No se habla de otra cosa en el Paraíso.
La serpiente no opina. Sigue de árbol en árbol completando los círculos de cada S para convertirla en 8.
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Ah, claro, ahora comprende de dónde procede la maldad de Caín. Santo varón Adán. Elena, como siempre brillas por tu originalidad. A todos los temas sabes darle otro giro diferente e inesperado.
Gracias; María, hay que reescribir todas las historias conocidas a ver si así mejoramos el mundo, jaja. Un abrazo.
Siempre se habla de un Juicio Final (que a menudo se ha escrito así, con mayúsculas), pero nadie se pregunta por el origen de los males que acechan a la humanidad. Antes hubo un Juicio Inicial (con mayúsculas también, por qué no) que justifica un linaje nocivo, que más que avanzar, pone piedras en las ruedas.
Originalidad y un título fantástico para un gran relato.
Un abrazo, Elena.
Gracias, Ángle, es un honor que te guste mi «Juicio inicial». Gracias por tus comentarios que son siempre joyitas. Un abrazo.