El testamento
Enrique Soler Santos · SevillaUn caso práctico enrevesado, eso era el maldito testamento de mi tío. Un galimatías lleno de trampas, igual que los que utilizaba para torturar a sus alumnos en el examen anual.
Él había puesto en mí todas sus expectativas. “Tú seguirás mis pasos”, sentenció. Así que no había nada que debatir, estudié Derecho.
Pero yo no pensaba pasar dieciséis horas diarias encorvado sobre el teclado como él. Fundé una ONG, hoy tramito solicitudes de asilo de refugiados. Él lo consideró síntoma de ingratitud.
Podía haberse limitado a desheredarme, pero el insigne catedrático no había podido resistir la tentación de darme una clase póstuma con su testamento envenenado: donación modal, fideicomiso de residuo, legado de alimentos… Yo era su heredero único. ¡Para pagar las deudas!
Lo decía en sus lecciones: “La repudiación de la herencia debe hacerse en escritura pública”. Así que acabo de salir de la notaría. Melancólico, pero liberado.
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Mi enhorabuena por tu relato. Muy bien escrito, con toda agudeza y exactitud jurídica. Mi voto y bienvenido al grupo.
Muchas gracias por la bienvenida, Francisco. Ha sido una alegría encontrar este grupo.
Bonito relato para una enrevesada herencia. Enhorabuena!!
Muchas gracias por tus palabras, Juan Manuel. Saludos
Un relato original y preciso. Mi enhorabuena y mi voto.
Muchas gracias, me alegra que le haya gustado.
Me ha gustado mucho tu relato, Enrique! Impregnado de todo el léxico jurídico, pero con toda una historia por detrás…
Te deseo mucha suerte en (por lo que veo) tu primera incursión en este concurso… que sea la primera de muchas!
Enhorabuena, suerte y mi voto!!!
Saludos
Marta
Muchas gracias, Marta!
Yo también lo espero con ilusión :)
Nos leemos en septiembre!
¡Qué original, Enrique!
Me ha encantado. Y ese final…
Enhorabuena!
Muchas gracias! Me alegra que te haya gustado