Imagen de perfilMEDIDA CAUTELAR

ISABEL FRAILE SANCHEZ 

“Sentenciar no es cosa fácil”, le había oído decir en más de una ocasión sin lograr entenderlo muy bien. El día que le vi en el juzgado actuando con aquella solemnidad se convirtió en mi héroe. Cada noche sentado en el borde de mi cama me leía un glosario de leyes, argumentos, sanciones… No pocas veces era yo el que cerraba el libro de Derecho y suavemente le dejaba caer a mi lado. Entonces, sin hacer ruido para no despertarle, bajaba de la cama, me ponía su toga y en voz baja interpretaba sus gestos y recitaba sus palabras paseando por el salón hasta que acababa el helado de chocolate. La mañana que cogió la toga y miró sorprendido la mancha oscura, yo me hice el distraído mientras pensaba en como plantear mi defensa para adelantarme a la aplicación de su medida cautelar.

 

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