Imagen de perfilEl refrán del crimen

Ignacio Jones Camacho · Girona 

Siempre me gustó madrugar para comprobar si amanecía más temprano.

Un intenso calor de junio me persuadió de portar sayo. Mi impronta de letrado se dibujaba en una elegante camisa de seda atildada con una corbata. A pesar de ello mi cara de orangután permaneció impasible ante el duro día por afrontar.

Visitar a un posible encausado por homicidio con arma de fuego no es lo más excitante. Conozco a mi cliente, la bala que atravesó el hueso temporal de la víctima solo pudo ser suya. Su cara enfermiza siempre fue el espejo de su ruin alma.

A falta de un buen árbol, el portal de su casa me cobijó de la canícula. Me detuve en su rellano, la puerta estaba forzada. Entré con sigilo, un neceser desparramado en el suelo me guió hacia el lavabo. Oh, no.

Un oportuno refrán resbaló entonces entre mis labios: quien a hierro mata…

 

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