Imagen de perfilGano yo

Felipe Alcalá-Santaella Llorens 

Colgué el traje en la percha, cansado. Se acabó, empiezan las vacaciones. Con una sonrisa, pensé en las semanas de relax que tenía por delante. Un buen libro, mi hamaca favorita en el chalé –entre el olivo y la palmera, bajo la sombra de los pinos, sin otra pretensión que evadirme de las notificaciones, las llamadas telefónicas y la tiranía del whastapp. Desayunos en el jardín, con tostadas de mantequilla y naranja amarga, y un café bien cargado, con dos terrones de azúcar moreno. Al atardecer, un paseo bien largo por el camino de la huerta, rodeado de naranjos. Ése era mi modelo de vacaciones. Llevaba varios años sin poder hacerlo. Al día siguiente, una llamada del despacho, medio minuto. Es urgente. Los demás no están. Otra vez. Otro año igual. Sin cargo de conciencia, dije que no. Las amenazas, las discusiones… me da igual. Esta vez gano yo.

 

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