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Teresa Álvarez 

Todo lo que sabía sobre abogados lo aprendí en las películas. «Les mandaré a mis abogados» (inexcusablemente en plural), «tiene derecho a que le represente un abogado….» frases míticas que siempre quise utilizar. Letradas rubias meneándose por los pasillos del juzgado como modelos, fiscales conduciendo cochazos imponentes, despachos colosales con vistas al Empire State. Cargos por asesinatos, demandas millonarias a multinacionales farmacéuticas, designaciones fraudulentas de jurados populares. Jurisprudencias sacadas de la manga en el último minuto, réplicas teatrales ante la Sala.
Guionistas: la realidad supera la ficción. Observen a la abogada morena que consiguió desde su oficina de barrio sin pretensiones, la indemnización por despido a mi vecino, o conozcan a Miguel, que sólo tiene un traje, y ganó la pensión alimenticia para mis hijos, o descubran al gordito, que va en metro con su toga en una percha, corriendo a frenar la expulsión de unos desahuciados.

 

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