Testigo mudo
María Victoria. Muriel.Sabía que debía cruzar el umbral, pero era tan agradable permanecer en el recinto ajardinado que me resistía a entrar en la sala. El pánico no logró dominarme , entré orgulloso y erguido, marcando el camino que debía seguir el acusado. Ejerciendo con inusual maestría ,nuestro abogado esgrimió sólidos argumentos ante un implacable juez que no admitió ninguna alegación. Nada podía hacer yo para proteger a mi amigo;si no dominas el idioma y nadie puede traducir tu declaración te conviertes en un testigo mudo. Ambos ingresamos en la prisión de Tebas ,en Salamanca,allí observamos una colección de canes de la ONCE interactuando con los internos.¿Se están humanizando las prisiones? ¿A quién intento engañar? Es una injusticia, mi amo es inocente pero nadie escucha el testimonio de su perro guía.