Imagen de perfilLLEGUÉ TARDE

MANUEL MACHARGO 

Nací en un pequeño pueblo de apenas ochocientos habitantes, y ya se sabe, “pueblo pequeño, infierno grande”.
En la escuela tuve un compañero de aspecto afeminado, los demás niños se mofaban de él, llamándole “Luisina”, “mariquita”, Luis era un niño apocado y por ello más vulnerable, si cabe.
Yo era el único de la clase que salía en su defensa, quizá porque le entendía, tenía la misma orientación que él aunque no tan manifiesta y visible.
Al terminar la carrera de derecho, tres compañeros y yo formamos un despacho “multicolor”, (uno es gay, dos son lesbianas y el cuarto heterosexual), quizá por esto nuestro bufete es beneficiario de una clientela que en gran mayoría pertenece a estos colectivos, hasta ahora marginales.
Tuve la suerte de asistir a una charla que explicaba el sentimiento-sufrimiento de los transexuales. Ahí comprendí las razones del suicido de Luis. Sentí haber llegado tarde.

 

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2 comentarios

  • Cuando la sociedad sea capaz de admitir la verdadera naturaleza de todas las personas, solo entonces dejará de haber sufrimiento innecesario, sentimiento de culpa y de exclusión, injusticias, ataques y odios sin sentido que no conducen a nada bueno.
    Este abogado piensa que llegó tarde, pero él no debería culparse de nada, salió en defensa de su amigo, le entendía y hasta formaba parte de un bufete «multicolor», pero la sensibilidad herida, la falta de perspectivas, no son cargas ligeras y no todo el mundo es capaz de soportarlas.
    Un relato sobre una realidad que todos deberíamos respetar.
    Un abrazo y suerte, Manuel