Imagen de perfilAL OTRO LADO DE LA FRONTERA

PAOLA GAZZO MARTÍN 

No debí pasar por allí, no era la hora indicada…no dejo de pensar en qué momento cometí el error. ¿Cuál fue la razón? ¿Mi color o mala suerte? Intento pasar desapercibido.

Desde megafonía escucho el número veintidós, sigo pensando, se acerca un policía y me indica que me están llamando. Me sorprende, mi nombre es Kwaku y aún no lo he escuchado. Acudo a la sala de espera y una señora, vestida elegante, empieza a hablar incesantemente. Me explica que me debe asistir, que le han asignado mi orientación jurídica y defensa.

Me siento vulnerable y confuso. He dejado a mi mujer e hija en casa, no saben nada. La señora me explica que soy beneficiario de dos llamadas. La miro, tras el cristal, y le pregunto -¿que delito he cometido?- pasados unos segundos de silencio, ella responde – nacer al otro lado de la frontera.

 

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3 comentarios

  • Extraordinario relato, en el que reflejas muy bien como a las personas se las trata según sus apariencias, y pobre de ti si no cumples los cánones establecidos en el lugar concreto, y eres de fuera , diferente. Mi enhorabuena y mi voto, querida amiga.

     
  • Siempre ha existido el otro lado, y siempre existirá, y el azar o lo que sea determinará la suerte o la mala suerte en el acto natural y cruel del nacimiento. Un relato muy bien pergeñado en el que transmites muy bien esa confusión y desasosiego que revolotea alrededor del débil. Enhorabuena, mi voto, y un saludo.

     
  • Hay personas condicionadas para siempre por el color de su piel y el lugar en el que han nacido. Es algo tan simple, injusto y cruel como eso, la vergüenza de una humanidad que presume de evolucionar. Lo cuentas muy bien en esta historia, y lo resumes a la perfección en las siete últimas palabras de tu abogada.
    Un saludo y suerte, Paola