Imagen de perfilFEMENINA Y SINGULAR

Ana Isabel Rodríguez Vázquez 

La vida de Irene estaba salpicada de luces y sombras.
Mi adorada niñera. Una vehemente abanderada de la paz, cuyo eficaz discurso sobre derechos humanos, logró cautivarme desde el día que la conocí.
Siempre tuve la duda de si las anécdotas que contaba eran reales o fruto de su imaginación. Pero con ellas conseguia facilitar mi interés por conocer su verdadera historia.
Incluso creo que me convertí en abogada laboralista a causa de sus arengas sobre el acceso de la mujer al empleo igualitario.
La última vez que nos vimos me mostró una vieja fotografía.
Y entonces lo entendí todo.
En ella un grupo de muchachos con casco y mono de trabajo, posaba delante de una gran nave industrial.
Al ver mi mirada expectante, señaló con el dedo sobre la imagen y dijo:
-» El primero por la izquierda soy yo».

 

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