El pequeño abogado

Vicente Tomás Berenguer Domenech · Alcoy (Alicante) 

Cuando mis compañeros de preescolar dibujaban un sol en medio de un campo de flores, yo hacía esbozos de lo que parecía ser una sala de juzgado. Un hombre esposado y un señor con un mazo rigiendo el destino. Mi padre era abogado y mi madre magistrada, acostumbrándome a la jerga leguleya y educándome en la vorágine jurista. Mientras mis amigos disfrutaban del baño en la playa, yo fabricaba maquetas de castillos de arena, pensando en el pacto de conformidad que papá presentaría hoy para reducir condena a su cliente. Hasta que Lorena, la chica más guapa de la clase, lloriqueaba una tarde porque papá “se iba con otra”. Mientras los demás babeaban a su alrededor, yo le susurré: “El abandono de hogar constituye un informe desfavorable para el ministerio fiscal”. Suspirando, me cogió la mano parpadeando lánguidamente. Tenía unos ojazos preciosos. «Tráeme su declaración de renta…»

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión