La señora García

Diego Aránega Pérez · Lleida 

Apenas me recuperaba del expediente de regulación de empleo que me dejó en el paro cuando sonó el teléfono: – Buenos días, soy el abogado del señor García, su vecino. – ¿Qué desea? – ¿Usted tiene un perro? – Apenas un cachorro. ¿Ha causado algún daño? – ¿Algún daño? Sepa usted que mi cliente le ha denunciado porque su “cachorro” ha atacado a la señora García. Sólo la Divina Providencia la ha salvado. – ¿Pero qué dice? Admito que hace un par de días se escapó y que regresó con un trozo de flotador entre las fauces, pero nada más. – Por tanto, admite el crimen. – ¿Crimen? ¿Está loco? – ¡Nos veremos en el juzgado!-gritó Así fue como me condenaron a 33 días de trabajo para la comunidad porque mi perro había dado un par de dentelladas a la señora García, una muñeca hinchable de más de 1.500 euros.

 

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