Imagen de perfilLos rudimentos del Derecho

Montse Colmenarejo 

Leí la noticia en el periódico. Un joven madrileño, estudiante de Derecho, se había proclamado campeón del mundo en oratoria. Se resaltaba el agradecimiento del futuro abogado a su madre.
El nombre me resultó familiar. Recordé entonces varios años atrás; cuando, ante el escaso sueldo de su marido, aquella madre coraje apareció en el despacho ofreciéndose como limpiadora por horas.
Tiempo después nos contó que con el beso de buenas noches, sentada en la cama, con lo que iba oyendo, se dedicaba a impartir nociones de derecho a su hijo. Le narraba historias de luchadores y luchadoras de la ley, profesionales comprometidos en la defensa y en la ayuda a las personas para navegar en un sistema que a menudo parecía estar diseñado para negarles justicia.
Dejé el periódico y con una sonrisa me dispuse a comenzar una nueva jornada.
Los procedimientos y los plazos perentorios iban a pesar menos.

 

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