Imagen de perfilEL ATAQUE

LOURDES ASO TORRALBA 

Cuando tomé el relevo familiar en el despacho de abogados, pensé que me enfrentaría a delincuentes comunes, con escaso nivel de estudios. Que bastaría con echar el candado a las puertas, llevar amarrada la tarjeta de crédito y evitar barrios conflictivos. Hasta la mañana que nos hackearon la base de datos del ordenador. El campeón que había logrado meterse en nuestro sistema pedía una importante suma de dinero. ¿A nuestro bufete? ¡Si estaba especializado en impartir Máster de Fundamentos de Ciberseguridad para la Abogacía a un buen número de Colegiados! Nos asustamos cuando se bloqueó el sistema. Tuvimos que denunciar a la Brigada de investigación Tecnológica para que nos ayudara a encontrar la brecha. ¿Un crío de primaria? Que había sido pan comido, confesó orgulloso de la hazaña y seguro de que no se le aplicaría ningún castigo. Hasta pidió un helado como agradecimiento. ¡Maldito crío! Jodidos y complacidos.

 

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