Imagen de perfilMIEDO INSUPERABLE

José I Baile Ayensa 

Ésta era mi oportunidad. Era pasante en un bufete de una pequeña población, un despacho ostentoso de muebles castellanos, alfombras feas y láminas de escenas de caza, en las que no se sabía si el tono sepia era original o adquirido con los años. Me pasaron mi primer caso, un litigio laboral poco común: una trabajadora que había perdido su empleo por trabajar en exceso. Al parecer, la empresa se quejaba de que estaba usando de forma abusiva las instalaciones, dedicaba todos los días muchas más horas de las que correspondían; querían erradicar esa costumbre. Los jefes y el edificio eran poco amigables, no se entendía que alguien quisiera permanecer allí más de ocho horas. Si embargo, ella estaba en una situación vulnerable y quedarse en el trabajo, era su manera de reducir el tiempo en casa, donde sólo había abuso y maltrato. Todos lo comprendimos, también el juez.

 

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