Marea descolorida
Samuel Ferro · PontevedraYo estaba allí, con lágrimas en los ojos. Solo podía contemplar aquel horror en forma de marea negra. Un descontrolado vertido que enturbiaba las aguas cristalinas y que oscurecía mi propia alma. Durante años me encontré con numerosos tipos de plástico, pero jamás nada como eso. No podía soportarlo, yo era abogado y la pesca era mi infancia, así que tomé el barco de mis padres y me dirigí al infierno. Allí, hundí mis manos en aquel fango y saqué cuanto pude. No importaba mi protección, tan solo conservar lo más preciado que tenía: mi paraíso. Día tras día hice lo posible para salvar a mi antiguo amor… y después de meses de duro trabajo, lo conseguí. Ahora pago gustoso aquel esfuerzo, luchando contra los verdaderos enemigos mientras contemplo desde mi despacho el azul intenso de las olas, a pesar de estar sujeto a un respirador.