Imagen de perfilEL IMPARCIAL MINOTAURO

Ángel Montoro Valverde 

Investigar casos de discriminación animal era inútil, como una linde de arena en el desierto, si el rey León no designaba juez para el Tribunal de Semovientes, ante quien denunciar la abusiva preponderancia humana. Cierto que algunos tiburones llegaron a ser brokers, hienas y buitres banqueros y numerosas víboras políticos, pero el resto de la fauna realizaba trabajos penosos, carentes de licencia profesional y seguro veterinario.

Tirando de tópicos, con evidente enfado de la zorra, descartó a la mula por terca, al cocodrilo por llorón, al camaleón por chaquetero… No encontrando candidato adecuado, pensó incluso en un loro que sólo sabía decir “honorarios”, por ser animal “de palabra”.

Inspirándose el monarca en mitológicos centauros, sirenas y minotauros que, por su naturaleza antropomórfica, parecerían más imparciales, eligió para el cargo a dos jueces mancomunados.

Nadie presagiaba el sangriento final… cuando la magistrada vaca supo que su colega se apellidaba McDonald.

 

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