Vocación

Juan Carlos Colás Ruiz de Azagra · Zaragoza 

Los de sexto le llamaban «el medusa» por su cabeza de seta y su repelente flequillo. Era mi primer día de clase y me había propuesto no tolerar ningún tipo de oprobio, cualquier signo de debilidad haría de ese curso un auténtico calvario. El medusa y su «comité de bienvenida» me habían citado en el vestuario al finalizar la prórroga del partido. Trás el pitido final, respiré hondo, apreté con fuerza el cuaderno de inglés y apuntándole con él entre los ojos, le grité: ¡¡Neminem licet ignorare ius!!. El muy gañán se fue, repitiendo entre sollozos «a mi padre vas». En fin, desde pequeñito quise ser abogado.

 

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