LA AUTOQUERELLA

Daniel Aznar Alonso · Barcelona 

Era el mejor cliente de mi despacho. Y lo era, básicamente, porque tenía una obsesión enfermiza de querer querellarse contra todo. Realmente era un tipo muy poco ecléctico. Sin medias tintas: nada de la vía civil, siempre la penal. Si se pinchaba con una aguja, querella contra el fabricante. Si le sentaba mal un vino, querella contra la bodega. Lógicamente, los juzgados no admitían a trámite ni una. Es por ello por lo que quiso que pusiéramos una querella contra nuestro propio despacho, por lo que él llamó “una continua situación de desamparo legal”. Bajo mi tutela legal, se preparó, con bastante poco empeño, esa absurda querella. Lo que fue impensable es que la admitieran a trámite. Mañana tengo que hacerme a mí mismo un interrogarlo en el juzgado penal. Cada vez estoy más convencido de que el juez lo que quiere es reírse un rato con esto.

 

 

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