Abogada de guardia

Elena Bretos Palomera · Huesca 

Suena el teléfono en la mesilla. Son apenas las cinco de la mañana, pero estoy de guardia. Contesto la llamada entre bostezos y me aseo rápidamente para salir disparada rumbo a la comisaría. A las nueve y media ya he terminado las asistencias a los tres detenidos. Uno de ellos culpa a los otros dos, así que voy a tener que presentar la renuncia a alguno, por incompatibilidad. Entro en una cafetería a desayunar antes de ir al despacho. Hago cálculos y decido que me quedo con los otros dos. Miro la agenda, aunque sé que tengo señalado un juicio de faltas a las once. No me apresuro. Sé que el juicio empezará tarde y que acabará aún más tarde. Y que su señoría del juzgado 2 ni me mirará ni me escuchará. No. No es el día de la marmota, pero hay cosas que siempre son iguales…

 

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