Imagen de perfilRebus sic stantibus

Maria Navedo Saurina 

Al pedante abogado de la parte contraria le gustaba remarcar su brillante formación académica cerrando cada alegato con algún aforismo latino.
La culpa de encontrarnos en los Tribunales la tenía la letra pequeña de un contrato que mi cliente, pecando de ingenuo, firmó sin pensar en las consecuencias. Él era un nombre nuevo en el panorama editorial, uno más en una industria plagada de grandes títulos que buscaba hacerse hueco y no sospechaba que otros, a su costa, querían llevarse pingües beneficios. Ahora varias cadenas quieren invertir en una producción con la adaptación del texto a la pequeña pantalla. Escribir el guión de su propia novela, que se augura como el éxito de la temporada, sería la culminación de un sueño.
Es difícil probar el engaño, pero cuando la otra parte alegue «pacta sunt servanda», mi exposición dejará claro que las circunstancias, igual que los tiempos, han cambiado.

 

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