LA PUNTA DEL ICEBERG

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA RODRÍGUEZ · VALLADOLID 

Había estado preparando el caso durante meses, y en su camarote daba los últimos retoques a su alegato final. Su cliente, un hombre importante de Chicago relacionado con la mafia, iba a ser acusado de evasión de impuestos. Pero él conseguiría librarle de la cárcel; no en vano, era considerado el mejor abogado de Londres. Ese juicio lo catapultaría a la fama y le abriría las puertas del lucrativo mercado americano. Apartó la cortina de encaje, y divisó la cubierta colmada de lucecitas que hacían parecer al barco una feria ambulante. Suspiró, y salió a tomar el aire para darse un respiro. Apoyado sobre la barandilla, con su enorme cigarro en la boca, orgulloso observaba la puesta de sol mientras la brisa acariciaba su cara. –Me espera un gran futuro –susurró para sí mientras miraba al horizonte hacia el que avanzaba majestuoso el Titanic.

 

 

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