LA APUESTA

JORGE LORENTE PINAZO · VALENCIA 

Ganaría la intervención mas corta, lo acordamos apurando aquel último cigarro en la puerta del Juzgado. La mía fue un encaje difícil, pero quedé contento. Me llevaría la apuesta y quizá el juicio. En un minuto había resuelto aquel problemilla. Tres breves hechos y dos artículos. Fácil. Mi cliente, la Compañía acusada, no exigiría más, esperaba el Fallo en contra. Aquel maldito barco de feria había caído en la cabeza de la niña y su padre acudió a mi amiga, que enfrente me había escuchado atenta, sin un gesto. Tenía razón su cliente, era evidente, pero ella debía exponerla y demostrarla. Y no podría ser más breve que yo. Miraba sus notas de mi exposición. Dejó pasar el tiempo. Me extrañó que se diera por vencida. Al fin alzó la mirada, que clavó en el Juez: “Señoría, ¡Justicia!”. La Compañía pagó los daños, yo la paella.

 

 

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