JUSTICIA MARINA

ESPERANZA TEMPRANO POSADA · MADRID 

Todavía recuerdo ese pañuelito de encaje con el que me decías adiós desde la popa del barco. Desde que te fuiste, lo primero que veo al despertar es la sonrisa del acusado escuchando su absolución y enciendo un cigarro tras otro para quemar tu ausencia y ahuyentar la impotencia de una bomba sin castigo que te enterró en el mar. Ayer le vi en la feria y no pudo sostenerme la mirada, tampoco pudo sostener la tuya por lo que veo, porque la marea escupió su cuerpo ahogado en la playa. Hoy he vuelto al malecón para buscarte en el agua y una gaviota me ha devuelto tu pañuelo, mientras te alejabas sonriendo entre las olas convertida en sirena.

 

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