Quid pro quo

Esperanza Temprano Posada · Madrid 

Queridísimo Abogado: No pasa un instante sin dedicarte un pensamiento.-No hay de qué preocuparse, es un mero trámite– me dijiste en el momento de la personación. Me hiciste creer que lo tenías todo controlado. Todavía recuerdo tu palmada en la espalda después de la vista,“esto está ganado” dijiste y desapareciste tras la puerta de un nuevo local de diseño, dejándome plantado con mi incertidumbre y mi angustia. Cuando salió la sentencia, intenté sin éxito localizarte, buscando desesperadamente tu asistencia y tu ayuda. Luego vino el auto de prisión y seguiste sin dar señales de vida. Ahora tengo todo el tiempo del mundo para dedicarme a ti.Mañana escribiré tu nombre y tu dirección en un papel, mi compañero de celda sale libre e irá a presentarte mis respetos y a darte un fuerte abrazo de mi parte.Afectuosamente tuyo. Firmado: el que ya nada tiene que perder.

 

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