Ceremonia íntima

Maribel Romero Soler · Elche (Alicante) 

El riachuelo era de papel de plata, la diligencia de palillos y corcho, la hierba verde de fideos pintados y los muñecos de plástico. Lo único auténtico era el juez, pues aunque jubilado, el abuelo se había dedicado toda su vida a administrar justicia. Nos disponíamos a casar a Caperucita Roja con Spiderman en una ceremonia íntima. La abuelita y el lobo estaban invitados y también los tres cerditos. El abuelo comenzó con las formalidades y leyó despacio los primeros preceptos que dictamina la Ley, pero antes de acabar, Billy el niño, que siempre había estado enamorado de la bella muchacha del bosque, se escapó de la caja de juguetes, apareció pistola en mano delante del abuelo y le dijo: “suelte inmediatamente el Código Civil o le meto una bala entre ceja y ceja”. Tuvimos que suspender la boda.

 

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