¡Señoría!

María Ventura Sanabria Caballero · Alcorcón (Madrid) 

¡Señoría! repitió por quinta vez el abogado mientras se aflojaba el nudo de la corbata y tragaba con dificultad la flema que le impedía vocalizar ante el micrófono. ¡Mi defendido,—tosió— será una escoria, —carraspeó— pero es inocente! Tumulto de risas. A ver, Señor Letrado, insistió el Ponente, y lo dijo con cara de tener una china clavada en el talón. Esta es la última vez que le doy la palabra, no se lo vuelvo a repetir más, a si es que por favor, contésteme. Sabe que estamos en la fase de conclusiones. Lo sabe ¿verdad? Pues bien, ¿Quiere usted decirme cuál es la base del argumento de su defensa? -¡Pues que es inocente Señoría! Le recuerdo Sr. Bernal, que el hecho de que usted sea becario y que esto sea una clase práctica, no le permite olvidar que su cliente se ha confesado culpable del crimen.

 

 

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