Oveja castellana (variedad negra)

José María Aguayo Zarracayo · Madrid 

Ya en el colegio opinaba de todo. Daba igual si no sabía nada sobre el tema en cuestión; las razas ovinas, el Antiguo Testamento, la China precomunista… ¿Incontinencia verbal? No. Necesidad enfermiza de ser admirado. En la universidad disfrutó con las revueltas estudiantiles, no porque se convirtiera en un deslumbrante líder universitario como le hubiera gustado. Se tuvo que conformar con vomitar sus argumentos empapados de rencor a desconocidos que el azar colocaba a su lado en el tumulto de las manifestaciones. En su primer trabajo, pronto pasó de becario a ocupar un puesto relevante. Sobre todo porque aprendió a seleccionar entre sus víctimas de monólogos saturados de la palabra “yo”, a los más influyentes. Nunca amó la verdad ni detestó a la escoria, pero hoy es un abogado exitoso. Los jueces le temen. Sobre todo cuando se ven obligados a pronunciar unas terribles palabras: “Es su turno”.

 

 

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